Vistazo general al DIY y a la música independiente en Lusquiños
Hablar sobre música, especialmente sobre los asuntos de la industria, suele ser complicado. Estos temas pueden romper las expectativas de las personas y a menudo terminan en discusiones y enfados tontos. Es muy importante saber cómo está el patio, se dedique uno profesionalmente a la música o no.
Es por ello que, enterándome muy tarde, saqué tiempo para asistir a la charla sobre música independiente ofrecida por el Espazo Lusquiños, a cargo del músico, sobradamente conocido, Abel Estévez Jácome. Como me esperaba, entre los asistentes había chavales con ganas de comerse el mundo, pero me sorprendió bastante no ver a mucha más gente de la “escena” local actual; en todo caso, por fortuna para los asistentes, Abel no se guardó nada
Lo primero es reconocer que aunque se trataba de tres charlas de dos horas repartidas a lo largo del día, se necesitaría mucho más tiempo para abordar todos los temas del DIY completamente. Aun así, si hubo tiempo para dar un vistazo general.
La primera charla (a la que llegué tarde por falta de tiempo) abordaría temas y conceptos básicos de la autogestión musical, como la composición, la producción o la distribución. El proceso general que se ha venido haciendo toda la vida, vamos; incluso había una lista de la gran mayoría de grupos ourensanos —incluidos veteranos que empezaron allá por el 89—, con información sobre su trayectoria a lo largo del tiempo.
La segunda charla se basaría en un tema que yo considero muy importante: la identidad. Aquí se hizo especial hincapié en los ensayos, el compromiso con el grupo y los objetivos a lograr. Lo esencial de tomarse en serio el trabajo y convertirse en profesionales. Nada nuevo bajo el sol, pero a la vez, algo que hay que recordar muy a menudo a todos los que priorizan siempre otros asuntos. En un grupo que pretende dedicarse a la música profesionalmente no hay lugar para aquellos miembros, hombres o mujeres, que se salten ensayos constantemente por excusas triviales como ir a pasear con la pareja. Estos comportamientos perjudican a los demás miembros comprometidos, provocando discusiones que conlleven el abandono o la expulsión de alguno, o incluso la ruptura del grupo. Y no solo eso, es obvio que si un grupo no trabaja lo suficiente, lo más probable es que los directos no estén a la altura y eso impida el alcance de los objetivos marcados.
La tercera charla, ya por la tarde, trataría asuntos de la comunicación, como el dossier del grupo, el rider técnico, las notas de prensa y el uso de páginas web y redes sociales. La importancia de comprender que el DIY consiste en que el grupo debe ocuparse de todo tipo de gestiones, desde la composición de las canciones, la creación de carteles a tareas de management como la programación y negociación de bolos, es crucial. Y así, recalcando nuevamente la importancia del trabajo en el local de ensayo, la charla llegó a su fin.
«Hablar sobre música, especialmente sobre los asuntos de la industria, suele ser complicado. Estos temas pueden romper las expectativas de las personas y a menudo terminan en discusiones y enfados tontos. Es muy importante saber cómo está el patio, se dedique uno profesionalmente a la música o no»
Al salir, aproveché la oportunidad de charlar un rato con las nuevas generaciones de músicos que habían asistido a las charlas. Me alegré mucho de encontrarme con chavales inteligentes con tantas ganas de aprender y de trabajar en sus proyectos; sibre todo me sorprendió gratamente ver como se relacionan con miembros de otras bandas, con respeto y sin envidias —dicen por ahí que es el deporte nacional—, creando muy buen ambiente. Y es que el Espazo Lusquiños ofrece locales de ensayos muy bien equipados para que la chavalería pueda dar rienda suelta a su pasión; y si a eso le sumamos este tipo de charlas… es todo un privilegio. ¿Había estas cosas cuando yo empezaba?
En fin, para que luego digan que no hay cosas interesantes que hacer.